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| Entrevista Jorge Coronel. Presidente de la CONFEMEL |
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| “La defensa del trabajo médico es también la defensa del bienestar de nuestras sociedades” |
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| El presidente de la Confederación Médica Latinoiberoamericana y del Caribe advierte sobre la precarización, la falta de diálogo con los gobiernos y la necesidad de fortalecer la ética profesional en la región. |
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| En un contexto regional marcado por la precarización laboral, la violencia en el ámbito sanitario y la falta de diálogo con los gobiernos, la Confederación Médica Latinoiberoamericana y del Caribe (CONFEMEL) busca consolidar una voz común en defensa del trabajo médico y de la salud pública. Su presidente, Jorge Coronel, plantea la necesidad de garantizar condiciones dignas, fortalecer la ética profesional y construir sistemas de salud más inclusivos. En diálogo con Femecon Informa, analiza los principales desafíos que enfrentan los médicos en la región en general y en la Argentina en particular, y detalla las estrategias que impulsa la CONFEMEL para responder a un escenario de alta conflictividad. |
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¿Cuál es el objetivo principal que tiene la CONFEMEL?
El objetivo principal de la CONFEMEL es unir y fortalecer a todas las instituciones médicas en un momento en que, por distintos motivos, están muchas veces maltratadas por los gobiernos. Nosotros defendemos el ámbito médico en distintos sectores y lo que buscamos es que el médico se sienta respaldado por las organizaciones médicas. Queremos que esas instituciones intercambien información entre sí para unificar criterios en temas clave: formación médica continua, salud mental, ética y defensa de los ambientes de trabajo. |
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¿Existen problemáticas comunes en la región? ¿Cómo ve la situación en Argentina?
Cada país tiene su particularidad. En Perú, por ejemplo, hubo un conflicto muy fuerte cuando se quiso igualar el acto médico con el de otras profesiones de la salud, lo cual no correspondía ni en preparación ni en términos éticos. En Brasil, los gobiernos pagan a financiadores y estos, a su vez, precarizan a los médicos: les bajan los sueldos, carecen de leyes laborales que los protejan y se debilitan las condiciones de atención. En Bolivia hemos visto violencia contra médicos y ambulancias en medio de conflictos sociales. |
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| En Argentina, lo que nos preocupa sobremanera es la falta de diálogo: el ministro de Salud no ha recibido a las entidades médicas, ni el anterior ni el actual de esta gestión, y cuando no hay diálogo no se puede solucionar nada. Otro tema grave es la intención de debilitar o incluso eliminar a los colegios médicos, que cumplen una función esencial en normatizar matrícula y especialidades. Si no existieran, lo harían los gobiernos, y ya vemos que en las provincias que no tienen colegios aparecen problemas de discriminación o habilitación irregular de especialidades. |
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¿Cómo impacta la precarización laboral en la profesión médica?
La precarización es un problema en toda Latinoamérica e Iberoamérica. Después de la pandemia se produjo un cambio de mentalidad en los jóvenes: buscan más tiempo libre, mayor rentabilidad en menos tiempo. Esto lleva a que las especialidades más importantes -como terapia intensiva, neonatología o pediatría- no se estén cubriendo. En el corto plazo, quienes hoy ejercen se van a jubilar y no habrá recambio, lo que deteriorará la calidad de la atención. Y cuando eso pasa, la que sufre es la población. La salud es transversal a toda la sociedad: afecta tanto al sector público como al privado. |
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¿Qué está haciendo la CONFEMEL para revertir esta situación?
Estamos trabajando en la unificación de la educación médica continua, con acreditaciones comunes que permitan bajar las barreras entre países y facilitar el ejercicio profesional en distintas naciones. Queremos que un médico pueda trasladarse y ejercer con menos trabas. Esto depende de la voluntad de los gobiernos, porque desde las entidades médicas hay consenso para avanzar en ese sentido. |
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¿Cuáles son hoy los principales desafíos que enfrenta la profesión médica en Iberoamérica?
El mayor desafío es defender el trabajo médico en un contexto de precarización creciente. En muchos países se discute con empresas prestadoras y financiadoras que desconocen al profesional como parte esencial del sistema. Pero debemos ser claros: sin condiciones laborales dignas, hablar de calidad en la atención se vuelve una utopía. No se puede garantizar un servicio sanitario de excelencia si quienes lo sostienen no tienen derechos básicos asegurados. |
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Usted insiste en la necesidad de diálogo con los gobiernos. ¿Por qué es fundamental?
Porque es la única forma de crecer. El intercambio de ideas enriquece, más allá de las diferencias ideológicas. La salud es transversal a la sociedad y las políticas que se diseñan muchas veces están pensadas para las grandes ciudades, sin contemplar la realidad del interior profundo. Cuando se habla de calidad y seguridad del paciente, todos estamos de acuerdo. Pero si un financiador no autoriza una tomografía, el paciente espera y la responsabilidad recae sobre el médico. Lo mismo pasa en hospitales públicos que no tienen insumos o tratamientos de alta complejidad. El perjudicado es el médico, aunque en realidad es el Estado o el financiador el que impide garantizar la calidad. |
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En varias de sus intervenciones usted ha señalado que «la ética no es negociable». ¿Qué lugar ocupa este principio para la CONFEMEL?
Trabajamos mucho desde el punto de vista ético. Hemos hecho aportes a la Asociación Médica Mundial en temas de bioética, con participación de Uruguay, Brasil y Argentina. Creemos en respetar siempre al individuo y en preservar la relación médico–paciente, que no debe perderse ni con la tecnología ni con la inteligencia artificial. Estamos a favor de la inteligencia artificial, pero con un compromiso ético en su uso, y que el paciente sepa cuándo esa herramienta está siendo aplicada en su diagnóstico o tratamiento. |
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| La medicina no puede regirse únicamente por lógicas de mercado o de rentabilidad. La relación médico–paciente se sostiene en la confianza, y esa confianza descansa en valores éticos. Por eso decimos con firmeza que la ética no es negociable: es la base de nuestra práctica y de la confianza social en la medicina. Si se pierde ese horizonte, el riesgo es que la salud quede reducida a un negocio más, despojando a la profesión de su sentido social. |
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¿Puede la medicina ser un motor de cambio social?
No se puede pensar en una sociedad productiva si no se tiene acceso a la salud y una población sana. Cuando la población está enferma, el desarrollo de la nación se ve afectado. Salud y educación son transversales a toda la sociedad, y allí hay que apuntar para que un país crezca. De otra manera no se puede. |
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La violencia contra los médicos y la salud mental de los profesionales también aparecen como temas preocupantes.
Sí, son problemas que se agravaron después de la pandemia. Estamos trabajando en visibilizar y apoyar la salud mental de los profesionales, así como en la prevención de la violencia en el trabajo. Esto influye también en las decisiones de los jóvenes, que buscan especialidades menos expuestas al estrés. Es fundamental reconocer el rol de todos los trabajadores de la salud: médicos, enfermeros, técnicos, administrativos. La salud es un sector con mano de obra intensiva, esencial para mejorar la productividad de un país a partir de una población sana. |
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Finalmente, ¿qué rol cumplen las instituciones médicas frente a estos escenarios?
Las instituciones son la herramienta de defensa colectiva y la unidad institucional es la única forma de tener voz. Si cada médico queda librado a su suerte, la relación es absolutamente desigual. En cambio, cuando nos unimos, podemos sentarnos a la mesa de discusión con legitimidad y exigir respeto a nuestra labor. La CONFEMEL existe justamente para dar esa representación a nivel regional, generando puentes y compartiendo experiencias entre países. |
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| Por María José Ralli |
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