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Entrevista a Cecilia Zerbo, especialista en calidad en salud
“La Ley Nicolás legitima un trabajo de años en calidad y seguridad sanitaria”
La especialista en calidad en salud Cecilia Zerbo participó desde el inicio en la redacción de la Ley Nicolás. Fue directora de Calidad del Hospital Posadas y actualmente es referente del Programa de Calidad del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Con una trayectoria en gestión, seguridad del paciente y procesos de mejora continua, analiza el alcance de la nueva norma y los desafíos que plantea para los equipos de salud.
 
 
¿Qué significa la sanción de la Ley Nicolás?
Es un objetivo cumplido. Durante la gestión 2020-2025 fui directora de calidad en el Hospital Posadas, donde se trabajaba desde hacía más de veinte años en seguridad del paciente. La ley honra esa historia y legitima un camino recorrido por muchos equipos de salud que impulsaron la mejora continua aun en contextos adversos.
 
¿Cómo se gestó este proceso?
El fallecimiento de Nicolás fue el punto de inflexión que motivó a su madre a impulsar el proyecto, pero la ley no surge sólo de ese hecho. Se construyó con el aporte de familias, profesionales y organizaciones, en paralelo con un movimiento internacional que está redefiniendo estándares, como la ISO 7101. Argentina es el primer país de Latinoamérica en tener un marco legislativo en este tema.
 
Se discutieron varios borradores de la ley. ¿Qué diferencias hubo?
Es importante aclarar que lo aprobado no es el mismo proyecto inicial. El primer texto proponía modificaciones al Código Penal, lo que generó resistencias en el sector profesional. El proyecto definitivo es un texto de consenso: pone el foco en la seguridad del paciente, en la cultura justa y en la mejora continua, dejando de lado aspectos punitivos para priorizar un marco de trabajo con más legitimidad.
 
Usted menciona una “cultura justa”. ¿Qué significa?
Aceptar que los eventos adversos existen y que deben analizarse para aprender, no para castigar. Diferenciar entre el error involuntario y la práctica sistemáticamente negligente. Porque en cada evento hay una primera víctima -el paciente- pero también una segunda víctima: el profesional que carga con la conciencia del error. La única respuesta es la mejora continua y la capacitación permanente.
 
¿Qué impacto tendrá en la práctica médica?
Lo central es que lo que antes era una elección ahora es una obligación: trabajar en calidad y seguridad ya no depende de la voluntad o los recursos de cada institución. Los que trabajamos en esto ahora tenemos más motivos para decir: es por acá. Y los que le esquivaban, ya no podrán hacerlo.
 
¿Cómo describe el contexto actual del sistema de salud?
Hoy enfrentamos un sistema tensionado, con recursos humanos sobrecargados y con inequidades muy marcadas: no es lo mismo la calidad de acceso en áreas urbanas que en territorios alejados. Además, hay un nivel de infecciones intrahospitalarias, caídas, lesiones y muertes maternas que muestran claramente que necesitamos mejorar. Lo que la ley aporta es un marco regulatorio que obliga a medir, auditar y transparentar resultados.
 
¿Qué desafío implica para los equipos de salud?
Naturalizar la revisión de las prácticas y abandonar la mirada punitiva. Así como un piloto entrena en simuladores para minimizar errores, los médicos y médicas necesitamos procesos de formación permanente que nos ayuden a equivocarnos menos. La ley nos da un marco para eso, y abre la oportunidad de que todos, sin excepción, trabajemos hacia un mismo norte: políticas de cuidado con calidad, seguridad y humanización.
 
 
Por María José Ralli