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Entrevista Juan Manuel Castelli. Subsecretario de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud de la Nación
“Generamos estrategias basadas en evidencia científica”
Para el funcionario la planificación y la gestión de políticas sanitarias deben generar respuestas colectivas desde el acceso, la equidad y la calidad. La integración del sector para pensar nuevos paradigmas.
 
 
¿Cuáles son las estrategias que pueden mejorar la vida de las personas desde la gestión?
Las estrategias son muchas pero en primer lugar, hay que tener una mirada federal, que es una decisión política; y para esto, tener oído y estar dispuesto a escuchar las distintas realidades. La pandemia fue una muestra de cómo se pueden articular estrategias para dar respuesta a una buena parte de la sociedad, sobre todo a aquella que vive en zonas rurales y semirurales, con otras dificultades y por eso para nosotros es tan importante saber y escuchar qué le pasa a cada una de las jurisdicciones.
Luego, una de las principales estrategias es la que se gestiona desde el primer nivel de atención, que es la cercanía más directa y el espacio más inmediato. La salud de la Argentina la constituyen los más de 44 millones de personas que están dispuestas en forma heterogénea y las soluciones y las políticas tienen que integrar esas diferentes realidades para generar una respuesta colectiva y no sectorizada. Y si bien hay respuestas de línea de base, hay que generar equidad.
Como Ud. dice, en un territorio amplio y con realidades distintas, ¿cómo y qué herramientas se necesitan para generar equidad en el acceso a la salud?
En principio, fue una decisión de este Ministerio crear las secretarías de Acceso, Equidad y Calidad, tres pilares fundamentales para pensar una política sanitaria. El acceso a tratamientos, diagnósticos y medidas preventivas tienen que ser equitativos y cualquier instancia de atención de la salud se tiene que pensar desde la equidad. Trabajar para llegar a esto es estratégico para cualquier planificación, y a su vez, todo esto tiene que ser con calidad. Me gusta recordar que hubo dos medidas sanitarias que salvaron más vidas en el mundo: el agua potable y las vacunas. Su impacto sanitario fue tan grande que en un breve período cambiaron la realidad mundial. Las estrategias en salud tienen que ser todas en este sentido.
La pandemia nos demostró claramente que la salud es un bien intangible hasta que nos pasa algo y puso a la salud en el primer lugar de importancia para cada uno de nosotros. En segundo lugar, en la Argentina la presencia de los Estados, ya sea nacional como provinciales y municipales, dieron una respuesta inmediata y permanente. Los ciudadanos esperaban sin duda una respuesta del Estado, garante del acceso y la equidad con calidad.
Tenemos que trabajar en este sentido y además de entenderlo así, ponerlo en debate, en tensión y hablarlo con frecuencia. Porque no entendemos lo que tenemos hasta que lo perdemos.
¿Cómo toman las decisiones desde el área que dirige para implementar nuevas estrategias o reforzar las que ya existen?
Desde el área de Estrategias Sanitarias buscamos evidencia científica para tomar y reforzar las decisiones. Analizamos la información, los datos y los análisis de esos datos y a partir de allí construimos una estrategia y determinamos cuáles son los accesos y barreras que tiene la población. Un ejemplo son las vacunas del calendario nacional: para que la estrategia tenga éxito es necesario analizar desde la disponibilidad de los insumos hasta determinar que estén donde se necesitan. Tienen que estar cerca, disponibles y haber recurso humano que vacune y registre. También analizamos, cómo se está haciendo hoy en todo el mundo y cuál es la percepción de riesgo de las personas.
Los equipos de salud del país tienen como piedra fundamental desde la formación de grado y posgrado, la evidencia científica y la comprobación metodológica. Esto llevó por ejemplo a vacunar contra el Covid a más de 42 millones de personas en todo el país, casi toda la población, y esto está en un registro federal, nominal y digital. Los equipos de salud tuvieron un gran compromiso para que esto sucediera y para dar un ejemplo, llegaron a aplicarse tres millones de dosis en una sola semana.
Hablando del compromiso de los equipos de salud, hoy la fuerza laboral del sector atraviesa un momento difícil, que también requiere de nuevas estrategias…
Desde esta área, como no tenemos injerencia directa sobre la cuestión formativa, generamos estrategias basadas en la evidencia científica que promueven un círculo virtuoso para los equipos de salud. Como por ejemplo, implementando guías de práctica clínica -como lo estamos haciendo con la Hepatitis C-. Y hacer propuestas, tener elementos, insumos e implementar una política sanitaria que ayude a los equipos de salud a entrar en ese círculo virtuoso. Quienes están en el sistema de salud lo hacen porque quieren ayudar a las personas, eso fue lo que nos motivó a elegir este espacio de trabajo, y desde aquí también trabajamos para generar abordajes que les permitan dar respuestas sanitarias a los equipos y llegar a las personas. De lo contrario se generan frustraciones, porque los trabajadores de la salud sabemos que somos parte de la transformación de la vida de las personas en la medida que las podemos ayudar a desarrollarse plenamente. Nuestro objetivo es, ante una situación de salud, generar una respuesta desde el abordaje y con propuestas para trabajar en conjunto. Tenemos que generar resultados positivos que tengan impacto sanitario para que veamos que lo que hacemos sirve.
¿Cuáles son esas propuestas para trabajar en conjunto?
Yo fui director de Residencias en la provincia de Buenos Aires de 2011 a 2015 y en ese momento generamos instancias para mejorar las estrategias y evaluamos que hay tres cuestiones que inciden en las personas en el desarrollo de su formación: la financiera, que puede ser suficiente pero no es la única; la calidad del trabajo y por último si tienen posibilidad o no de dar respuesta. La frustración diaria al no poder darla es un punto muy relevante y por eso son necesarias las estrategias sanitarias, para que los equipos de salud puedan implementarlas y dar respuesta”.
Pero también sabemos que esa respuesta tiene que ser integral, con la participación de un conjunto de actores donde todos tenemos diferentes competencias y capacidades. Es la conjunción de cómo se ordenan en forma estratégica para cambiar la lógica de la atención de la salud, donde el otro se apropia de su propia decisión sanitaria y se compromete.
Eso también es formativo: cómo generar otro vínculo con el paciente, que sea más protagonista. Eso es la salud centrada en la persona, porque finalmente es quien toma las decisiones y hay que acompañarla para que tome las decisiones que beneficien a su salud.
Finalmente, ¿qué lugar ocupan los subsectores de la seguridad social y la medicina privada en el proyecto de integración del sistema de salud, que está en marcha?
Es fundamental la integración y la participación de todos los actores del sector. Entendemos la integración como la respuesta más básica y más racional que podemos tener para poder tener una salud con acceso, equidad y calidad.
Hay que pensar que la salud es para toda la población y vuelvo al ejemplo de las vacunas, una estrategia de integración sobre la que hay acuerdo general y nadie discute y donde el Estado tiene un rol fundamental. La integración debe trabajarse para mejorar lo que todos buscamos: la eficiencia, para que cada peso que se invierte mejore la salud de toda la población.
Tenemos un buen sistema de salud en el país, que ha dado una respuesta increíble en la pandemia, entonces hay que valorarlo, encontrar la forma de integrarlo buscando las situaciones o los problemas comunes para lograrlo de la mejor manera. El objetivo tiene que ser uno: cómo hacer para que los ciudadanos tengan una mejor salud y para eso el sistema tiene que ser integrado con medidas efectivas para eliminar las asimetrías en el acceso.
¿Cómo cree que va a impactar la integración del sistema sanitario?
Sin duda en la integración vamos a tener poblaciones más sanas y a mejorar la expectativa de vida porque tenemos que pensar con un paradigma diferente, no en la atención centrada en la persona sino en el curso total de la vida. Tenemos que ir generando y dando respuestas a lo largo de todas las etapas. Hoy la vida de la gente adulta que trabaja tiene poco contacto con el sistema de salud, y eso lo tenemos que pensar también en forma integrada, con la gobernanza del Estado, porque para eso se elige un gobierno.
Y hay que exigirle transparencia y confianza en la toma de decisiones, involucrando a todos los actores, que se terminarán comprometiendo y generando consenso.
 
 
Por María José Ralli