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Entrevista. Teresa Varela. Directora de vigilancia epidemiológica del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires..
“El sarampión requiere una respuesta inmediata y coordinada para frenar el brote”
En diálogo con Femecon Informa, Teresa Varela advierte sobre la rápida propagación del sarampión y la necesidad de una respuesta conjunta. Además, analiza la situación actual del brote, la estrategia de vacunación y los desafíos que enfrenta el sistema de salud.
 
 
El sarampión volvió a encender las alertas sanitarias en Argentina con un brote que ya afecta a la ciudad de Buenos Aires y a municipios de la provincia. La enfermedad, altamente contagiosa, requiere una respuesta rápida para evitar su expansión. La directora de vigilancia epidemiológica del Ministerio de Salud bonaerense explica las medidas que se están tomando, la disponibilidad de vacunas y la importancia de fortalecer los sistemas de información y vigilancia epidemiológica para contener la situación.
¿Por qué el sarampión representa un desafío tan importante en epidemiología?
El sarampión es una enfermedad paradigmática dentro de la epidemiología, ya que tiene el mayor nivel de contagiosidad y requiere una respuesta inmediata y coordinada para frenar un brote. Por ello, es crucial que el Ministerio de Salud de la Nación cumpla su rol rector para coordinar los esfuerzos de distintas jurisdicciones, especialmente cuando estas presentan diferencias en la asignación de recursos o en su capacidad de respuesta.
¿Cuál es la situación actual del brote en la ciudad y la provincia de Buenos Aires?
Actualmente, el brote está concentrado en la comuna 14 de la ciudad de Buenos Aires, y se han detectado casos en al menos dos municipios de la provincia de Buenos Aires. La situación está en curso, por lo que el área afectada podría incrementarse semana a semana debido a la alta contagiosidad de la enfermedad. Un signo característico del sarampión es la aparición del sarpullido en la piel, momento en el que se puede sospechar de la enfermedad. Sin embargo, el problema es que una persona comienza a transmitir el virus cuatro días antes de que aparezca el sarpullido. Esto significa que, cuando realizamos acciones de seguimiento y búsqueda de casos, muchas veces ya estamos en tiempo de descuento, porque el contagio empezó antes de que podamos detectarlo.
¿Cómo se está abordando la estrategia de vacunación?
Dado estos tiempos, es fundamental actuar con rapidez y de manera coordinada. La estrategia no solo implica la capacidad de abordar el territorio para identificar y hacer seguimiento de los contactos, sino también la implementación de una estrategia de vacunación específica en las áreas donde se presentan los casos.
¿Cuáles son los criterios para determinar si una persona está correctamente vacunada contra el sarampión?
En este momento, todos los contactos de un caso confirmado de sarampión deben ser revisados para verificar que tengan el esquema de vacunación completo. Esto significa que toda persona de cinco años o más debe contar con dos dosis de la vacuna doble o triple viral. En el caso de los menores de cinco años que han estado en contacto con un caso, se les indica una dosis adicional antes de los cinco años. Generalmente, la vacunación contra el sarampión consiste en una dosis a los 12 meses y otra a los cinco años. Por eso, a partir de los cinco años se considera que una persona tiene el esquema completo. Sin embargo, hay rangos de edad en los que los niños pueden haber recibido solo una dosis, y los menores de 12 meses aún no han recibido ninguna, por lo que es necesario protegerlos. Para ello, se aplica una dosis adicional a los menores de 12 meses y una dosis extra entre los 13 meses y los cuatro años, garantizando así una adecuada inmunidad.
¿Qué recursos se necesitan para llevar adelante esta estrategia?
Para llevar adelante esta estrategia, se necesita contar con equipos territoriales, ya que el proceso es complejo. No solo se debe informar a la comunidad para alinear las medidas, sino también disponer de equipos de vacunadores y garantizar la logística adecuada.
¿Se cuenta con suficientes vacunas para abordar el brote?
En un contexto como este, suponemos que la demanda de vacunas va a aumentar. No podemos implementar estas estrategias sin garantizar un flujo adicional de dosis. Actualmente, contamos con las vacunas enviadas, pero hemos solicitado refuerzos para poder llevar a cabo la estrategia de abordaje. Si bien han respondido a esta necesidad, la cantidad recibida ha sido insuficiente: nos han proporcionado solo la mitad de lo solicitado, con la promesa de que las dosis necesarias llegarán en los próximos meses. De todas formas, vamos a continuar con el proceso de vacunación, ya que el sarampión es una enfermedad altamente contagiosa y no podemos darnos el lujo de esperar una o dos semanas para iniciar la inmunización.
¿Cómo han impactado los bajos niveles de vacunación en la propagación del brote?
Los datos reflejan una escasísima vacunación contra el sarampión, con coberturas que han disminuido drásticamente en los últimos años. Por ello, el trabajo territorial debe centrarse en identificar a quienes no tienen el esquema completo y escalar la estrategia de vacunación. En este momento, la prioridad es revisar los carnets de vacunación y administrar las dosis faltantes. En los niños más pequeños, se aplica la dosis extra correspondiente. Si logramos disponer de suficientes dosis, ampliaremos la estrategia y vacunaremos a cualquier persona que tenga dudas sobre su esquema de inmunización. En otras ocasiones, se han abierto múltiples puntos de vacunación, como estaciones de tren y otros espacios públicos, diversificando la accesibilidad a la vacuna. Actualmente, la campaña sigue siendo limitada a los lugares donde hay casos confirmados, pero estamos avanzando para expandirla en cuanto sea posible.
¿Cree que esta estrategia debería replicarse en otras jurisdicciones?
Sí, la estrategia de vacunación debe ir de la mano con la evolución del brote. Para ello, se requiere un gran esfuerzo y una inversión en sistemas de información, con el fin de contar con datos oportunos y de calidad sobre la distribución de los casos. En función de esta dinámica, se van ampliando o modificando las estrategias de vacunación. Trabajamos activamente para que el sistema de información sea integrador y federal, ya que los casos pueden moverse entre provincias. Si un caso se desplaza a otra jurisdicción, el sistema debe permitir compartir la información para que las acciones de control se realicen de manera inmediata. Sin embargo, sostener esta inversión y mantener los equipos de vigilancia es un desafío, especialmente considerando que en los últimos meses ha habido una reducción significativa en el equipo de vigilancia de enfermedades, lo que afecta la calidad del monitoreo.
¿Qué medidas deben tomarse a largo plazo para evitar nuevos brotes?
Se trata de una patología en proceso de eliminación, lo que significa que todos los territorios deben hacer esfuerzos para mantener la situación epidemiológica bajo control. Esta es una exigencia de organismos internacionales de salud pública, como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, que también movilizan recursos cuando es necesario. En una emergencia como esta, es fundamental que todos trabajemos de manera conjunta y que los recursos se movilicen rápidamente para frenar una enfermedad de difícil control. Es esencial sostener los acuerdos internacionales, ya que su propósito es precisamente garantizar la disponibilidad de recursos cuando más se necesitan.
 
 
Por María José Ralli